viernes, 8 de agosto de 2008

De escaleras y fontaneros

Pues tenía yo una gotera en el techo del cuarto de baño que era ya cuestión de sanidad pública, porque cuando los vecinos de arriba tiraban de la cadena, salpicaba en mi cuarto de baño, así que amenacé al casero con las penas del infierno (porque vivimos de alquiler) y cuando comprendió que era verdad que le iba a poner una denuncia en un juzgado, me mandó a los fontaneros.
Así que avisé en el curro que cambiaba el turno a la tarde porque tenía zafarrancho en casa, y me apresté a sufrir las reparaciones con santa paciencia.

El problema es que en mi casa los techos son muy altos, y mi escalera, aparte de que está un poco trabajada y los escalones oscilan peligrosamente, no permite llegar hasta el techo para trabajar con comodidad, como precisaban los muchachos.



De modo que la primera gestión fue ir a pedir otra prestada al portero de la casa de al lado, porque el de mi casa se ha ido de vacaciones.

Ya en poder de una escalera en condiciones el equipo se dispuso a entrar en acción. El equipo al completo estaba formado por un jefe con barba e impecablemente vestido, un fontanero nacional y un chico para la herramienta con aspecto de foráneo del Este, pero que me dejó completamente desconcertada, porque cuando le pregunté de dónde era, para congraciarme un poco con él y, como diría Bertram Wooster, estrechar lazos con las clases trabajadoras, me respondió con un indudable acento polaco que era de Arganda. Así que ahí se acabaron mis pesquisas.



En cuanto empezaron las acciones serias, del tipo picar el techo, el jefe impecablemente vestido desapareció rumbo al bar de la esquina y yo me retiré a mis quehaceres domésticos para no estorbar la íntima comunión de los operarios con sus herramientas y que pudieran expresar a su sabor la opinión que les merecía el estado del techo de mi cuarto de baño. En líneas generales se puede decir que estábamos de acuerdo en ese punto, pero ellos, sobre todo el nacional, lo expresaban con más gracejo y volubilidad lingüística. Expresiones del tipo : "Esto esta hecho una..." "Aquí no hay .... que meta una escalera" " En ese ... rincón no hay quien alcance", y lo que ustedes puedan imaginar a ese tenor.





Como a pesar de ser mucho más alta, la escalera no era todo lo que se hubiera deseado, la solución fue de las que ponen los pelos de punta: ponerla en equilibrio sobre la taza del retrete. Como lo oyen. Tenía que haber hecho fotos pero el azaramiento del momento, los derechos de imagen, el respeto a la intimidad, etc, etc, me impidieron tomar testimonios gráficos. Tendrán que conformarse con este ramillete variopinto recolectado en internet.




Pero no fue eso lo peor, sino que, como la hoja de la ventana le estorbaba para maniobrar, la sacó de sus goznes y se encaramó en el alféizar. He de explicar que yo vivo en un quinto piso y aunque la ventana es estrecha y el muchacho tenía una apreciable barriguita cervecera, cabía perfectamente por el hueco de la ventana, por lo cual, como no me parecía propio agarrarme a una pierna suya mientras picaba el techo (¡qué iban a pensar las vecinas que me vieran por el patio!) y no aceptó la sugerencia de atarle una cuerda a la cintura y fijarla al radiador de la calefacción, por si acaso, volví a retirarme a mis habitaciones a ponerle una vela a algún santo especializado en caída libre.



Mientras tanto, el colega polaco de Arganda se había subido al piso de arriba a colaborar en la ejecución del agujero que permitiera sustituir la bajante deteriorada. Como es lógico, la vecina de arriba estaba advertida para no usar el cuarto de baño durante la operación, que exigía cortar la bajante general. Pues en esas estábamos cuando de repente se abrieron las cataratas del cielo y cayó un torrente de agua a chorro libre sobre nuestro inadvertido operario. Dejo a la imaginación de los lectores la reacción del digno trabajador. Yo me precio de ser algo suelta de lengua, y en la última ocasión en que se me llevó el coche la Grua Municipal puse el listón bastante alto, en cuanto a riqueza de vocabulario y creatividad. Pero nunca creáis que habéis alcanzado una cima. En las generaciones que nos siguen siempre hay alguien capaz de mejorar nuestras habilidades. Aquel hombre me abrió un abanico de posibilidades, que anoté mentalmente para posteriores enfrentamientos con taxistas, pongo por caso, mientras volaba escaleras arriba. En parte para sustraerme a sus iras y en parte para recriminar a la vecina por faltar a su palabra de modo tan flagrante. Resulta que la pobre señora no sabía que su lavadora también desaguaba por ahí y se le había olvidado pararla.

Toda vez que el fontanero supo que el agua que le había bautizado procedía de una honrada lavadora y no de fuentes menos dignas, se calmó un tanto (incluso yo creo que mejoró algo el aroma que despedía el muchacho, pero no se lo quise decir, por si la tomaba conmigo) e incluso hizo bromas con el calor, la ducha y la camiseta mojada. Yo les aseguro que NO era lo mismo que si se pone una camiseta mojada..., no se quién diría yo, Darek, por ejemplo.
Y a partir de ahí, se puede decir que ya todo fue un camino de rosas



La tubería nueva sustituyó a la rota, el boquete del techo se rellenó debidamente, los chicos no aceptaron ni una cerveza, por lo cual les tuve que dar una propina algo más alta, para que se la tomaran a mi salud en el bar de abajo, y la paz ha vuelto a mi hogar. Ya no tengo que poner la denuncia al casero, lo cual me congratula, porque ando algo apuradilla de tiempo, ya que si todo marcha según lo previsto y consigo terminar todas las tareas pendientes antes de las tres de la tarde, me propongo empezar mis vacaciones en ese preciso instante.
Cosa que les comunico para que no me echen de menos si no me ven por aquí. Celebraré que al recibo de la presente se encuentren ustedes también disfrutando de la vida, y como no sea que pille un cibercafé en algún momento de enajenación mental, ya nos veremos en septiembre.
Que ustedes lo pasen bien y sean felices.



viernes, 1 de agosto de 2008

Dibujos deliciosos


Gracias al blog de Lansky he encontrado los dibujos de una ilustradora formidable, Raquel Marín, cuyos trabajos podéis disfrutar en su blog, pinchando en la ilustración o aqui

Auténtica poesía en imágenes, de una sencillez engañosa, pues hay mucho más detrás de cada trazo de lo que parece a simple vista ("La engañosa facilidad" que decía no se quién refiriéndose a la música de Mozart)

He elegido éste para mostrároslo como un consejo gráfico de lo que podemos hacer en vacaciones: leer para que nuestra mente florezca y fructifique.