jueves, 30 de noviembre de 2006

Cantar en un coro

Y ya que estoy todo el día hablando de los cánticos y de los coros, voy a filosofar un poco sobre lo que se me ocurre a propósito de cantar en un coro. Bueno, eso de "filosofar" es un poco pretencioso, pero de alguna forma hay que llamarlo.

Cantar en un coro tiene ventajas evidentes para el que canta (a lo mejor también tiene alguna para el que escucha, pero ahora me voy a dejar llevar por mi visión subjetiva del asunto como cantante, cantora o corista, como ustedes prefieran): Lo primero que ocurre es que se respira mejor. (Como en esta apartada orilla... pero con música).
Es evidente que para llegar con resuello al final de la frase hay que inspirar mucho aire al principio. Eso es lo básico. En realidad yo no se nada de cantar de verdad, ni de respirar como se debe, ni de todo eso que ya podía haberme enterado, después de tantos años y tantos coros. Pero como han sido muchos años y muchos coros, y siempre hay gente que sabe mucho y enseña a los demás, algo he aprendido de respiración abdominal, de no chillar con la garganta, de emitir el aire con cuidado, de intentar que resuene en una parte u otra de la cabeza... Bueno, todo eso está en los libros correspondientes para el que quiera saberlo; pero para mí, la primera ventaja evidente es que hay que poner tanta atención en cómo y cuándo se respira, que ya se empieza a concentrar la atención en el instante presente.

De hecho hay que acordarse de tantas cosas a la vez: no es sólo dónde y cómo respiras, sino los fortes, los pianos, decir todos la "s" final al mismo tiempo para que no suene "s-s-s-s", los crescendos súbitos, ese fin de frase que no hay que acentuar ( ¡que no suene "animá" sino "ánima"!), las corcheas aquí repicadas, pero allí fluidas y rápidas, prolongar la nota en la "n", no en la vocal, para que suene como una campana, fijarse en la nota que dejan los bajos en su frase, porque con esa entran las contraltos después del silencio, no abrir tanto la boca en esa "e", que esto es Don Tomás Luis, no una zarzuela...

Pero lo verdaderamente beneficioso de todo esto, que parece tan farragoso (y podría prolongarse infinitamente) lo saludable, digo, es que te obliga a estar pendiente de ahora mismo. Es decir, cantar es uno de los ejercicios que más favorecen la concentración en el momento presente. Y además, cuando estás en el compás 12, es inútil que quieras prepararte para el compás 27, ese tan difícil donde siempre te equivocas... sólo conseguirás equivocarte mucho antes, en el compás 13. Cada cosa a su tiempo. Ahora hay que cantar bien esta nota. La dificultad de la página siguiente se solventará cuando se llegue a ella. Concentración, a cada día su afán, ya pensaré en eso cuando llegue a ello.

Y para conseguir que las cosas salgan bien, que todo suene como tiene que sonar, no puedes hacer nada más que lo que te corresponde. Quiero decir, no puedes cantar en lugar del vecino. Cada uno tiene que cantar bien lo suyo, y sólo así sonará bien lo de todos. Pero no puedes dejar al vecino en su error si lo hace mal, porque así nunca sonará bien lo de todos. O le enseñas cómo debe hacerlo o el conjunto se resentirá. No te puedes desentender del prójimo. Ni puedes cantar por él. Del mismo modo que no te puedes escudar en los demás para esconder lo que no haces bien. No puedes hacer mal "ese" compás que sabes que tienes dudoso, porque estropearás el conjunto. Ejercicio de humildad, como hacían aquellos frailes, yo me he equivocado, toco el suelo para que se sepa. O sea que tiene que haber un equilibrio bastante sutil entre individualismo, solidaridad, responsabilidad, humildad...

Dirán ustedes ¡que sentencioso y profundo, qué sesudas reflexiones para acabar cantando el coro de barquilleros de "Agua, azucarillos y aguardiente"!

Bueno, si, vale, pero a veces se canta el "Ave María" de Don Tomás Luis, y aunque se lleven mas de 30 años cantándolo, y ya se pueda hacer con los ojos cerrados, cuando sale como tiene que salir, aún se le ponen a uno los pelos de punta.

Y cuando se termina de cantar el "Requiem" de Mozart y un señor con toda la barba te cuenta que se le han llenado los ojos de lágrimas en el "Lacrimosa", vuelves a remontarte a la estratosfera a donde te habías elevado cantando y de donde tanto trabajo te había costado bajar para salir a la calle a reunirte con el mundo de todos los días.

Podría seguir tostándoles a ustedes la oreja con estas paparruchas que se me van ocurriendo (y no se crean que porque hoy me haya aburrido de escribir se han librado de que retome la cuestión en otro momento) pero voy a acabar de gastarles la paciencia con esta conclusión: lo mejor que tiene la música es que es como la vida; sólo existe mientras suena, es real sólo ahora. La partitura no es la música, el disco no es la música, la musica, como la vida, sólo es en el momento en que se hace, en que se vive.

miércoles, 29 de noviembre de 2006

He descubierto que alguien me lee

En realidad han sido sólo unas palmaditas electrónicas en el hombro en forma de correo-e, pero me he puesto tan contenta de que alguien opine sobre lo que cuento, que voy a tener que decir algo mas, y no sólo colgar fotos.

Ya me voy haciendo a la idea de que no estén mis niñas en casa, de que el ascensor que sube no sea el que las trae, de que las lavadoras se hayan reducido a la mitad, de que las cosas estén en el lugar en el que las dejé al irme de casa (para bien o para mal)... pero es muy duro esto del "nido vacío".

¡Menos mal que ya tienen billete para venir en Navidad! (como El Almendro, "vuelve a casa, vuelve") aunque sólo sean cuatro diitas. Lo que voy a llevar mal va a ser el fin de año y Reyes, pero como diría Escarlata O'Hara, "ya pensaré en eso mañana".

Para no darme cuenta de lo vacío que está el nido, (y para que se vea que hay cigarras que cantan también en invierno) me paso el día del coro... al otro coro, porque el mes de diciembre se presenta tremendo (¿cuándo voy a hacer yo la limpieza prenavideña?). Os notifico:

El día 13 canto con el Coro Talía en el Círculo de Bellas Artes a las 22 h. (coros de zarzuela y música de películas) (no se si cuesta la entrada)

El día 22 canto con el Coro Accento en el Centro Cultural Buenavista , Avda de los Toreros 5, a las 20 horas, concierto navideño de villancicos (como debe ser en esas fechas) (entrada libre)

Y el día 29 canto con el Coro Talía en el Auditorio Nacional de Prícipe de Vergara, a las 19,30 el tradicional concierto navideño, que sin embargo no es navideño ni tradicional, porque estará dedicado, como el año pasado a los "Aires Latinos" lo que abarca Salsa, Merengue, Tango y lo que caiga. Desde "Duerme Negrito" hasta "El día que me quieras". Las entradas en taquilla, porque el cupo para el coro se ha agotado, y creo que ya quedan pocas. La gente cada vez vive con mas antelación, Jesús qué prisa.

Seguiremos informando

Ventanas

He descubierto que me gusta mucho hacer fotos de ventanas. También puertas, pero sobre todo ventanas. Reconozco que no soy original, la red está llena de fotos de ventanas. Pero éstas que voy a incluir aquí, las he hecho yo.

Esta es de Vila Real de Santo Antonio. Los portugueses tienen un gusto especial para sus ventanas, lo que da a sus ciudades un aire encantador. Esos juegos de cristales de distintos tamaños, esos visillos de encaje, esos marcos de varios colores... La ventana como objeto artístico, aunque la casa no valga gran cosa.


En Salobreña, subiendo al castillo. Será moderna, pero nos va haciendo el ánimo al encanto moro de las piedras que vamos a visitar. La celosía que oculta y sugiere...



Calahonda, Granada. Cuánto realza la buganvilla a la ventana y la ventana a la buganvilla.



Mérida. Tan seria, tan romana, y mira por dónde, esta explosión de color.



Murcia frente a la Catedral. Toda una declaración barroca en apenas dos metros cuadrados.

Otro día mas.

martes, 28 de noviembre de 2006

Mi visón de Viena

Mi visión de Viena tuvo que ser fugaz, a la fuerza, ya que 24 horas no son suficientes para abarcar una ciudad con tanta historia, tanto arte y tanta vida.



Cinco imágenes, cinco puntos de vista:

Esta reja cierra la entrada al Hofburg desde la plaza de San Miguel, frente a la casa Loos, aquella que desagradaba tanto a Francisco José por su sobriedad decorativa, que mandó cerrar todas las ventanas que daban a la plaza, y nunca salía del palacio por esta puerta, para no verla.
Se comprende, viendo este alarde de decoración recargada, que su gusto estético iba por otros derroteros.

En el momento en que yo entraba por esta puerta, un músico de los muchos de llenan las calles de Viena con su arte a cambio de unas monedas, tocaba en su violonchelo el "Adios a la vida" de Tosca. Un detalle musical perfecto en ese ambiente.

Los fiacres esperan junto a la Catedral la llegada de los turistas que quieran recorrer las calles de Viena sintiéndose tan decimonónicos y románticos como los vieneses del S XIX

La imagen de los cocheros, con grandes bigotes, bombín y esclavina, a veces se distorsiona con un teléfono móvil pegado a la oreja de alguno de ellos.




El tejado de la Catedral de San Esteban ha sido perfectamente reconstruido tras los destrozos de las guerras que asolaron Europa en el S. XX.

En su interior tuve ocasión de disfrutar de una misa cantada de Hummel, con coro, orquesta y órgano, y la propina de un "Ave María" de Cesar Frank, maravillosa. Aunque sólo hubiera sido por ese rato, el viaje habría merecido la pena.

La tarde anterior escuché un concierto de órgano en la iglesia de San Pedro, de modo que Viena ha cumplido mis expectativas musicales totalmente. No se puede pedir más en sólo 24 horas






No tuve ocasión de llegar hasta el Prater (hay que dejar algo para el próximo viaje) pero el otoño lucía con todo su esplendor en el Stadtpark, el parque de la ciudad que flanquea el río Wien, un pequeño afluente que desemboca en el Canal del Danubio por el lado mas meridional del Ring.
Tuve la suerte de disfrutar de unos rayos de sol tras una lluvia que parecía pensada para sacar brillo al mundo.


Y esta es la fachada del hotel donde me alojé, la Pensión Pertschy, altamente recomendable por lo bonito que es el edificio, pero sobre todo por la ubicación, en una bocacalle del Graben, a dos pasos de la Catedral de San Esteban y del Hofburg, la residencia imperial.

La habitación, monísima, coqueta y rococó, todo cremas y rosas, muy vienesa, pero con todas las comodidades necesarias, y con muy buena calefacción, que con el frío que hacía era muy de agradecer. Y el precio, estupendo, muy razonable en una ciudad carísima, en todos los aspectos.


En resumen, que me ha salido todo "à demander de bouche" como vulgarmente se dice, y me he ido encantada, y con unas ganas locas de volver en primavera o verano, cuando los días sean mas largos, y los jardines estén florecidos.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Varias imagenes del viaje

La sopa de ajo servida dentro de la hogaza, y varias fachadas de Brno




Ricardo y Françoise probando el vino de este año en el mercadillo de la plaza ¡buenísimo!
Aunque casi no se les ve, son Ricardo, Françoise, Ignacio y Vicky


Cuán presto se va el placer

Pero la verdad es que después de acordado no da dolor.
Mas bien, que me quiten lo cantado.

Porque como quien no quiere la cosa, ya hace dos semanas que a estas horas estábamos en vuelo hacia Viena. Yo tiendo mas bien a la síntesis, y me da pereza perderme en una descripción pormenorizada de lo que fue el viaje, así que resumiendo: estuvo muy bien.

De Bratislava, vi poco, porque fue llegar, comer, ensayar, cantar y salir corriendo rumbo a Brno.
Pero me dejó varias impresiones memorables: la puesta de sol sobre el Danubio, la sopa de ajo servida dentro de una hogaza de pan vaciada, el Teatro Reduta, precioso por dentro y por fuera,




Teatro Reduta por fuera y por dentro



la calidez del público eslovaco, mucho mas expresivo que el checo, el bis de nuestra violinista, Gersia, que después de deslumbrar al público con Sarasate se lució con una partita para violín solo de Bach que nos elevó a todos varias nubes por encima de la estratosfera...

De Brno vimos algo mas, ya que tuvimos dos mañanas libres para corretear la ciudad.
Los checos son muy suyos, la verdad. No me puedo imaginar que en Madrid se de la situación que nosotros experimentamos: dirigir la palabra a cinco o seis personas por la calle a ver si nos podían decir dónde había un banco para cambiar dinero, y ante nuestras preguntas sobre si hablaban inglés o francés, seguían caminando con la vista al frente, sin dirigirnos siquiera una mirada, como si no estuviéramos allí. Y no es que diéramos con un sordo, ya digo, fueron cinco o seis casos. Inexplicable. Al fin pillamos a tres fumadoras, que como estaban paradas, cayeron en la cuenta de que les hablábamos y nos dieron las indicaciones necesarias. Debe ser que como a los otros no nos los habían presentado...

No se si en Praga serán algo mas políglotas, con eso del turismo, pero en Brno, nada. Algunas personas mayores hablan algo de alemán, pero el inglés y el francés, poquito y casi nadie.
Pero nos dio lo mismo: probamos el vino nuevo en el mercadillo de la plaza, visitamos las momias en la cripta de los capuchinos (¡qué grima! y qué puesto de trabajo, para la señora que vende las entradas, allí todo el día en una cripta llena de momias...¡brrr!) subimos a la catedral, paseamos el parque del castillo, escuchamos el carrillón del Castillo Spilberk dando las 12, y tuvimos mucha suerte con el tiempo, porque el jueves llovió un poco, pero el viernes hizo una mañana preciosa, que nos permitió recordar lo que es un otoño luminoso, ya que en España, este año vamos a pasar directamente del verano al invierno sin haber visto una chopera llameante, como a mi me gustan.

El aspecto musical de la expedición ya quedó reflejado en esa reseña de Terra que colgué el otro día, pero he de añadir que nos lo pasamos estupendamente cantando en checo mientras aquellos mozos garridos bailaban y brincaban, y agitando los flecos de los mantones a los sones de las zarzuelas.

El grupo Ondras, espectacular desde todos los puntos de vista; desde el estético evidentemente, porque eran todos guapisimos, chicos y chicas, o al menos lo parecían, así metidos en el fragor de la danza; y desde el punto de vista profesional: auténticas máquinas, con una precisión y una sincronización matemática, capaces de pasarse dos o tres horas dando brincos y volatines, sudando a mares, y repetir otra vez todo de cabo a rabo sin perder la sonrisa; precisos hasta para los bises y el saludo, que ensayaban como todo lo demás: cuando el jefe daba la patada en el suelo, se inclinaban todos a una como autómatas. Bien que lo intentó Alex al terminar el coro de doctores de "El rey que rabió", pero no le siguió nadie. Ya se sabe lo que es la desorganización española.

Lo mejor, el fin de fiesta en el teatro de Bzenec, cuando ya se había ido el público y nos pidieron que esperásemos en el escenario para las fotos, y entonces se arrancaron nuestros metales con "Paquito el chocolatero" y todos a una, cogidos de los brazos, adelante y atrás "Aaah, Aaah", como locos, y los checos dando palmas entre bastidores. Muy divertido.

Y luego la fiesta de inaugración de la nueva sede en Vracov, con aquella escogida representación de la orquesta haciendo diabluras zíngaras con los violines y el cémbalo (o lo que sea aquel instrumento)y una cena de resopón que quitaba las penas. Lástima que ya habíamos cenado en Bzenec, pero hicimos lo que pudimos.

En fin, cuatro diitas muy apretados y bien aprovechados. Ojalá sirvan de aperitivo para una serie de viajes a aquellas tierras, que se nos ha quedado Praga en el tintero.
Y en otra ocasión comentaré mi fin de semana en Viena, porque cuando el coro en pleno emprendió camino de vuelta a Madrid, el sábado 11, yo prolongué mi estancia un día mas, para disfrutar un poquito de Viena.

Pero eso, como diría Sebastian, es otra historia.

lunes, 13 de noviembre de 2006

De vuelta al hogar

Pues si, señor, la cosa fue estupendamente, y a pesar del poco tiempo de que disponíamos (apenas dos o tres horas antes de cada concierto) para ensayar con el Grupo Ondras, y de la complicada pronunciación de las canciones en checo, conseguimos compenetrarnos con ellos de un modo totalmente satisfactorio.

Esperamos que esto sea solamente el comienzo de una cooperación continuada, porque la verdad es que me quedé sin ver Bratislava apenas, y de Brno, me dejé la mitad. Y Praga no lo conozco.

Así que ya están tardando en organizar el siguiente evento. Pero que sea en primavera, por favor; que aunque no hemos tenido demasiada mala suerte con el tiempo, algo nos ha llovido, y en Viena, a la vuelta, hacía un frío perro.

Reseña del asunto en:

http://actualidad.terra.es/cultura/articulo/orquesta_sinfonica_chamartin_bratislava_1198093.htm

martes, 7 de noviembre de 2006

No quepo en mi de gozo

Porque me voy de viaje con mi coro, a cantar en Bratislava y en Brno, en el teatro Reduta, donde tocó Mozart cuando era niño.

Cantamos acompañando a un grupo folklorico checo que se llama Ondras, y en cuya página aparece este anuncio:

RETAZOS - Hudba bez hranic... - Koncert VUS ONDRÁŠ a Symfonického orchestru Chamartín a pěv.sboru Talía (Španělsko)
donde se ve clarísimo (para el que sepa checo) que somos Spanelsko.

Ya os contaré a la vuelta.

lunes, 6 de noviembre de 2006

Algo mas sobre cigarras

Para redondear un poco el tema elegido como título
de esta bitácora, ahí va un soneto dedicado a mi animalito
preferido.

Agosto

Con qué ilusión entona la cigarra
creyéndose que el sol viene a su canto.
Hasta la sombra quema y ella en tanto
vierte a chorros su son bajo la parra.

Cielo de añil bruñido por la lengua
de un lebrel que a la sombra busca alivio.
En la siesta en penumbra un hilo tibio
de luz hilvana el sueño que se amengua.

Tal vez la muerte es esto: un disgregarse
mecido en las mareas de un sol ciego.
Tú lo sabes, Manuel; que al despertarse

la muerte ayer te vio... Pero hasta luego:
juntos muy pronto oiremos la chicharra
cambiando en sol de oro su chatarra.

José Julio Cabanillas

El año completo en la página:

http://www.poesiadigital.es/index.php?cmd=poeta&id=12


Cigarrales

"Cantando al sol como la cigarra,
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente que vuelve de la guerra..."

Con estas palabras de la canción de Mercedes Sosa inicio mi blog, para incorporarme al océano de los incontables navegantes de Internet que, no teniendo nada mejor que hacer, (o prefiriendo dejarlo para luego) vierten a raudales opiniones innecesarias, sobre temas prescindibles para que su fin mas probable sea la ignorancia total o el olvido, ya que nadie les ha preguntado y, por lo tanto, a casi nadie importa lo que digan.
¡Qué bonita es la comunicación!