viernes, 11 de febrero de 2011

¿Qué podemos esperar?

Al mismo tiempo y por dos vías distintas me llegan mensajes que hablan de infancias destrozadas:

Por una parte, Amnistía Internacional nos recuerda el horror de los niños soldado en tantos lugares del mundo.




En algunos países africanos, ejército y otros grupos armados siguen reclutando miles de niños y niñas para convertirlos en soldados. Uno de esos países, es Chad, en África Central.

Allí, miles de niños y niñas a partir de los 10 años son usados para combatir en primera linea de fuego o para otras tareas con grupos armados.

Las suyas son historias tristísimas de menores aterrados que nunca deberían tener que elegir entre matar o morir.

Hay muchos niños y niñas que son reclutados por la fuerza. A otros les convencen con la falsa promesa de poder salir de la pobreza. Algunos lo hacen para proteger a sus familias y otros intentan escapar de la violencia tras perder a sus seres queridos en ataques armados.

El 12 de febrero es el Día Internacional para acabar con la utilización de niños y niñas soldado.

Si quieres aportar tu firma a la campaña de Amnistía Internacional contra esta situación pincha aquí:

http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/chad-ninos-ninas-soldados/

Por otra parte el Blog de Eclesalia nos recuerda la vergüenza del hambre que sigue matando personas, pero sobre todo niños, en la mitad del mundo. Copio sus palabras:





ECLESALIA, 11/02/11.- Cada hora se nos mueren en el mundo mil niños y niñas por desnutrición, enfermedad y miseria. Al año, más de once millones, todos menores de cinco años. Son niños que sólo nacen para pasar hambre, sufrir una enfermedad y morir. ¿Cómo lo podemos soportar?

Muchos de ellos nacen heridos por el sida. A otros la falta de higiene los deja marcados para toda su corta vida. La mayoría muere por desnutrición, falta de agua potable o enfermedades que se podrían evitar fácilmente, como diarrea, tuberculosis, varicela o malaria. Su muerte, indigna y triste, es una vergüenza para todos nosotros. ¿Cómo nos podemos sentir humanos?

Es inútil que nos escondamos detrás de nuestra crisis económica. Estamos invirtiendo cantidades exorbitadas en rescates financieros, ¿cuánto invertiremos para rescatar a estos niños del hambre y la muerte prematura? A veces bastaría que contaran con vacunas, antibióticos o algún suplemento nutricional. No está en crisis sólo nuestra economía. Desde hace mucho tiempo, está en crisis nuestra dignidad.

¿Cómo es posible que todo esto ocurra mientras nosotros seguimos viviendo ajenos a todo lo que no sea nuestros intereses económicos y nuestro bienestar? ¿Cómo podemos soportar que el mundo siga «funcionando» de manera tan absurda y cruel? ¿Cómo podemos vivir en la Iglesia de Jesús tan centrados en nuestros problemas y tan olvidados de los que sufren? ¿Cómo hemos llegado a perder de manera tan increíble la sensibilidad ante el sufrimiento?

Es la hora de recordar un gesto profético de Jesús, que ha sido olvidado casi por completo en su Iglesia. La escena es conmovedora. Sus discípulos andan, como casi siempre, pensando en puestos de honor y de poder. Jesús se sienta y llama a los Doce. Luego, toma a un niño y lo pone en medio de ellos; lo estrecha entre sus brazos y les dice: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, me está recibiendo a mí» (Marcos 9, 33-37).

En el centro del colegio apostólico no ha colocado Jesús a Pedro sino a un niño. Su intención es clara: los más débiles e indefensos han de ocupar el centro de su Iglesia. Sus seguidores se olvidarán de sí mismos y se pondrán a atender a los más desvalidos. ¿Cómo pretendemos acoger a Jesús entre nosotros olvidando a los niños hambrientos del mundo?

Tal vez, sólo el recuerdo del sufrimiento de tantos niños y niñas inocentes nos puede todavía sensibilizar y humanizar. Por eso, no podemos permanecer indiferentes ante la Campaña de Manos Unidas que, este año, nos recuerda sus gemidos y nos llama a la responsabilidad. No se trata sólo de entregar un donativo. Para más de uno, puede significar empezar a recuperar la dignidad. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Si los niños son la esperanza y el futuro de la humanidad, ¿qué podemos esperar? ¿Con qué derecho nos quejamos de que el mundo esté mal si abandonamos a la miseria moral y física a quienes tienen que poblarlo y hacerlo funcionar dentro de pocos años? ¿Hasta cuándo creemos que puede durar esta burbuja de confort y despilfarro en la que vivimos tan cómodamente?

2 comentarios:

Lansky dijo...

"Si los niños son la esperanza y el futuro de la humanidad" te cito textualmente,... a lo mejor los niños son unos mamones, es una posible conclusión, ¿no? Pero vale, estás llena de buenas intenciones y no eres un cabrón con pintas como yo.

Un beso

Cigarra dijo...

Mi señor don Lansky, no se fustigue tan duramente. Usted, también en su momento fue una esperanza de futuro (aunque fuera un poco mamón, como todos, qué le vamos a hacer, todos somos mamíferos); Y aunque ahora se le haya retorcido un poco el colmillo tampco creo que tenga tantas pintas en el lomo. Buen fin de semana.