La figura que aparece en todas las celebraciones, en todos los altares de muertos o independiente de ellos, con un protagonismo invasivo, es la Catrina. Este es el nombre con el que Diego Rivera bautizó a la creación del dibujante José Guadalupe Posada, la Calavera Garbancera, y de su mano se dibujó a sí mismo, como niño que pasea por la Alameda en el fascinante fresco "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central", bajo la mirada de Frida Kahlo que figura en segundo plano. Sin olvidar el detalle del boa de plumas que la Catrina lleva al cuello y que no es otra cosa que la mismísima serpiente emplumada, Quetzalcoatl.
De ese modo, aunque su aparición en la cultura mexicana es relativamente reciente (cumplió 100 años el 2010) la Calavera Catrina se ha introducido con tal fuerza en la tradición del día de muertos que ya es inseparable de esta celebración. Quizá porque, vestida de dama antigua, con bata de volantes, disfrazada de gran señora, o con polleras de india, con o sin sombrero de enormes alas, es una representación festiva del "carpe diem", viene a decir algo así como "mira, estaré muerta, pero ¡qué arregladita ando, y qué bien me lo paso, mientras pueda!"
En el Centro de Artesanías de Guanajuato vimos algunas de las Catrinas más brillantemente coloreadas de todas. Esta de cerámica, era casi de tamaño natural. Lástima la dificultad de meter una cosa así en el avión, porque daban ganas de traérsela.
En Tepotzotlán, en los jardines del Museo del Virreinato, es donde tuvimos la primera visión multitudinaria de Catrinas de todos los tipos, de bulto...
...con elegantes atavíos típicos...
... o como damas decimonónicas con corsé.
Aunque poca falta hará el corsé, estando en los huesos.
Está bastante claro dónde se inspiró Tim Burton para su Novia Cadaver
En la escalinata de la Universidad de Guanajuato tuvimos ocasión de ver a una Catrina con su novio, listos para una boda de difuntos.
Pero todas esas no eran más que un anuncio de lo que íbamos a encontrar esa noche en San Miguel de Allende, donde pudimos disfrutar de un desfile de Catrinas a cual mejor.
San Miguel es una población colonial, llena de casonas dieciochescas con patios y fuentes, y un ambiente delicioso, donde gran cantidad de gringos (por llamarles con el nombre que les dan los propios mexicanos) han encontrado el lugar ideal para pasar una jubilación encantadora, con buen clima y vida barata. Y se han incorporado en masa a las tradiciones locales, participando con un entusiasmo envidiable en esta fiesta (y suponemos que en otras también); el caso es que había casi tantos gringos disfrazados de Catrinas y Muertos, como población local. Y el ambiente en la plaza principal era estupendo, con orquesta de mariachis-muertos tocando "Cielito lindo",
...Catrinas coloridas y coquetas...
... Mini-Catrinas, muy poseidas de su papel, con gran seriedad...
...y muertos, muy vivos, que aprovechaban la ocasión para ligar a dos bandas.
Al día siguiente, en San Ángel, ya en D.F. tuvimos ocasión de vivir los orígenes indígenas de esta fiesta dedicada a los muertos: según la creencia indígena, en los cuatro años siguientes a su muerte, los difuntos no están totalmente ausentes del mundo de los vivos; de hecho, deben atravesar una serie de pruebas, en un mundo intermedio donde les acechan diversos peligros antes de alcanzar la paz eterna en el Mictlán, el reino del más allá.
Bueno, había cuatro paraísos diferentes, según los muertos, y me parece un detalle que el mejor paraíso, al que se entraba directamente sin más preámbulos, fuera el de los guerreros muertos en combate, y el de las mujeres que morían de parto. Una equivalencia muy bien traída.
Los muertitos comunes, que morían de muerte natural o enfermedad eran empaquetados como el de la foto, con una piedrecilla en la boca que representaba al corazón, o hálito vital, y se enterraban acompañados de los objetos y ofrendas que les iban a hacer falta en su deambular hasta llegar al otro mundo. Así que nos dieron una bolsita con varios objetos (o sus representaciones pintadas en tarjetitas) y nos metimos en un laberinto a ver si conseguíamos superar el viaje al Mictlán.
Lo primero, Apanohuaya, "Donde se pasa el rio". Para cruzar ese río caudaloso el difunto tiene la ayuda de su perro xolotzcuintli, de ahí la costumbre de sacrificar perros para que acompañen al difunto, o al menos colocar en la tumba vasijas o esculturas con forma de perro.
En Itztepetl, "el cerro de las navajas" hay filosos pedernales que desgarran la carne de los viajeros, y hay que depositar unas piedras de obsidiana para superar esa prueba
En Temiminaloya o "lugar donde la gente es asaeteada" las flechas perdidas por los guerreros acosan a los difuntos, que deben evitarlas para no desangrarse
La "pseudo-difunta" de la foto no parece asustarse mucho del ruido de las banderas ni de que floten los cuerpos
Hay que dejarle de ofrenda una piedrecita que simboliza el corazón; si eres rico, de jade, sino de lo que puedas
Por último, tras atravesar Itzmictlan Apochcaloca donde las nieblas enceguecen a los viajeros, si conseguían encontrar la salida, a pesar de la niebla, los difuntos lograban descansar eternamente en el Mictlán, el más allá. Y allí depositaban las demás ofrendas, de comida, o riquezas, para que los dioses del inframundo los aceptasen en su compañía.
Aunque la verdad es que si la diosa de la muerte tenía este aspecto no sé qué atractivo puede tener pasar toda la eternidad en su compañía, francamente.
Estos ritos se transformaron con la llegada del cristianismo en las celebraciones del Dia de Difuntos, y lo que se hace es levantar altarcitos, que pueden ser muy humildes y domésticos, o munumentales y ornamentados; lo mismo había altares dedicados a muertos comunes, familiares, (vimos uno enternecedor, dedicado a un niño, en el que estaban colocados sus cuadernos escolares y su chandal de hacer deporte) como altares dedicados a muertos famosos; había muchos en los que se recordaba a Steve Jobs, el de Apple, con su foto y manzanas mordidas.
Incluso muertos ilustres y antiguos, como éste dedicado a Miguel de Cervantes, que tenía el valor añadido de llevar cartelitos para explicar el simbolismo de las ofrendas:
Alfeñique es ese azucar coloreado con el que se fabrican toda clase de figurillas, pero sobre todo, calaveras de todos los tamaños, que se decoran con lentejuelas y que llevan el nombre del difunto
El versito de la foto dice: "Aqui está de Don Quijote / la calavera valiente / dispuesta a hacer un mitote / a quien se le ponga enfrente", y el cartelito da dos explicaciones: por un lado, las calaveras recuerdan la valentía y el buen humor del pueblo mexicano; por otro, que polvo somos y en polvo nos convertiremos
Los panes de muerto, que por cierto son unos bollos riquísimos, recuerdan el alimento cotidiano.
Las flores anaranjadas son quizá lo más representativo y omnipresente de los altares de muertos. Su color lo llena todo, e incluso en algunos lugares marcan el camino del cementerio hasta el altar del difunto, porque según piensan, el olfato es el único sentido que se conserva tras la muerte, y por el se guían los muertos para volver en su día. Tiene un nombre tan dificil como Cempazuchitl, (palabra de origen nahuatl, lengua indígena que sigue viva en la actualidad con varios millones de hablantes) En este blog dan una explicación bastante extensa de su historia y simbolismo; la asimilan a la caléndula pero en mi opinión se parece más al tagetes o clavel moruno. No he encontrado el nombre científico. En el altar de la foto, simplemente la ponen como símbolo de la alegría y la luz del sol.
Las velas y candelitas simbolizan la Fe, y el agua, la gracia purificante y su capacidad para apagar la sed.
Los Tamales son unos envoltorios de hoja de maíz, rellenos con una masita que puede contener prácticamente cualquier cosa, carnes, verduras, frutas... pueden ser dulces o salados y los que yo comí estaban deliciosos. En el altar significan los buenos ejemplos que dejó el difunto
Las frutas escarchadas, las indulgencias que ganó
Los alimentos que se sacan de la tierra, patatas, tubérculos, recuerdan que debajo de la tierra también puede haber vida; Los fiambres y encurtidos, al llevar vinagre, recuerdan las amarguras de la vida, y lo poco que dura el placer mundano
El copal es una resina vegetal con los mismos usos rituales del incienso, ya que es muy aromática al quemarse. Simboliza la oración que sube hasta Dios.
Y con estas explicaciones ya quedamos en condiciones de entender un poco mejor el significado de los altares que fuimos encontrando practicamente por todas partes
Sencillos, dedicados a un señor particular como éste, en el patio de una casa
O monumentales, recordando a varios personajes famosos, cada uno con su silla, como el del vestíbulo del Museo de Bellas Artes
La silla de Leonora Carrington
Los varios pisos recuerdan las etapas del viaje hacia el Mictlán
Esta Catrina, en la carta de un restaurante, nos invita a disfrutar de los placeres de la mesa, mientras podamos
Este mini cartero y esta boda de Catrinas decoraban el vestíbulo del Palacio de Correos, un edificio neogótico impresionante
En cambio en la Casa de España, esta Catrina gigante ocupaba casi toda la altura del patio interior,
... acompañada del barco Sinaia que recordaba a los republicanos españoles que encontraron refugio en México después de la guerra española. En la pancarta del barco se lee "¡Viva México! ¡Viva España! ¡Viva Cárdenas! ¡Viva Negrín!"
En San Ángel, en este altar, había una calavera por cada uno de los vendedores que trabajan en el centro comercial. Para que no se les olvide que tarde o temprano les llegará el turno ¡¡
Frida Kahlo y Diego Rivera,
En el Jardín del restaurante San Angel Inn estaba esta mesa de difuntos, lo que deja bien a las claras que allí se come ¡de muerte!
Pero el altarcito más diminuto y más gracioso lo vi en la taquilla del Parking de la plaza Garibaldi: no debía medir más allá de 10 cm de largo, pero no le faltaba detalle:
Y nos despedimos con esta pareja de Catrinas endomingadas que decoraban una puerta en casa de nuestros espléndidos anfitriones:
4 comentarios:
Ya te lo dije en una ocasión, Giuse: eres una gran reportera de viajes. Una gozada leerte y ver las fotos, de verdad. Has logrado que me entere de manera convincente del rollo tan particular que tienen los mejicanos con los muertos.
El único reproche que te hago es que hablar de tamales está muy bien, pero hay otras muchas cosas ricas en la cocina mejicana, hoja, que hasta yo hago unas fajitas y unos burritos más que apañaditos...
Enhorabuena.
Un beso .
Bueno, bueno... ¡Esto es demasiado!. Seguro que yo me hubiera comprado una catrina diminuta para mi nacimiento.. jaja. ¿Y qué dices de esos mantelitos de papel recortado??. ¡Cuando habéis disfrutado!, no me extraña. Cuando nosotros estuvimos por esas tierras yo vine también extasiada con tanto color. Nosotros habíamos coincido con las fiestas de la Virgen de Guadalupe.. ¡imagínate!: Ese día a todos los niños (aunque tuvieran 7 días) les pintaban un bigotito, les vestían de blanco y a las niñas las disfrazaban de "lupitas" para ir a ver a la Virgen.
Oye: la cempazúchetl es tagetes erecta, como bien dices.¡Qué preciosidad!
Gracias por compartir estas maravillas.
Carmen
Geniales las fotos, y lo de Tim Burton dejcarao! :)
Oye, te quería hacer una pregunta sobre bibliotecas, a ver si tengo suerte y me puedes ayudar... He leído casi todo lo de la etiqueta "derechos de autor" (que me ha encantado), pero no encuentro la respuesta y me parece que es fácil que te la sepas...
Al grano: cuando alguien dona libros a una biblioteca, me comenta la bibliotecaria de mi pueblo que ellos no pagan canon ni nada similar a los autores. Hasta ahí bien. Pero parece ser que llevan un registro que le pasan a la Comunidad de Madrid para temas estadísticos... ¿Sabes si luego se "compensa" económicamente a los autores de alguna manera? ¿Si la Comunidad o alguien paga algo, aunque sea poco, a alguna entidad de gestión de derechos...?
Yo creo que no, que no hay movimiento de dinero ninguno en las donaciones, ¡y menos mal! Los libros una vez en las estanterías de la biblioteca no pueden seguir siendo mercancía... Es como si por donar un pantalón de Zara a los niños de Etiopía las ong's tuvieran que anotar el modelo para que los diseñadores pudieran volver a cobrar! El caso es que debatiendo con una amiga escritora (de las que llaman ladrones a todos los que descargan) me ha surgido la duda. Ella cree que copiar es robar, y no consigue explicarme por qué prestar (en bibliotecas o a amigos) no lo es...
Muchas gracias por adelantado, Cigarra, un abrazo!
¡Y Feliz Navidad!
Tras la sorpresa el alegrón de verte en mi blog. Me gustaría que esta vez sí, te animaras de veras y continuaras con tus muy interesantes aportaciones.
Ha sido un placer disfrutar de todas las imágenes y, como no, de las pertinentes explicaciones. Casi lo podrías presentar a una tesis doctoral en la materia.
¡Pedazo de trabajo el que has hecho! Como se ve que eres joven y tienes muchas ganas de trabajar, a mi sólo de pensarlo me entraban escalofríos. Pero el tema de las Catrinas es simpatiquísimo.
Cuando disponga de otro ratito, me veré la entrada anterior. Un abrazo. Franziska
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