domingo, 2 de mayo de 2010

Crónicas Siríacas V. El Krac de los Caballeros

Quinto Día. Jueves Santo
Salimos de Alepo un poco tarde, pasadas las 9,30 y nos ponemos en ruta hacia el Krac de los Caballeros. En lo alto de un cerro (según parece, un antiguo volcán apagado) que domina el valle que sirve de corredor para la ruta que une la costa con el interior del país, se levanta una mole impresionante, un castillo dentro de otro, con un aspecto tan inexpugnable que no es de extrañar que los cruzados consiguieran mantenerlo en su poder durante casi 200 años. Por cierto que la Wikipedia dice que lo construyeron los cruzados y no es exacto. Es de construcción árabe anterior a las Cruzadas, pero los caballeros cristianos lo reforzaron y reconstruyeron dándole el aspecto que ha conservado a través de los siglos.


El estado de conservación del Castillo es extraordinario. Por supuesto es una de las joyas turísticas del país, pero da la impresión de no haber sufrido mucho desde 1271 en que el Sultán Baibars consiguió arrebatársela a los cruzados mediante una estratagema: Según los historiadores árabes, se valió de una paloma para enviar una carta falsa al castillo. El mensaje decía venir del Gran Maestre de la orden hospitalaria y ordenaba la rendición de la tropa, pues no era posible enviarles hasta allí socorro alguno. La orden fue obedecida y Baibars pudo capturar la fortaleza. Además, concedió caballerosamente a la guarnición un salvoconducto para que se trasladaran hasta Trípoli, donde pudieron embarcarse a salvo.







Entrando por la rampa de acceso al castillo se van encontrando puertas, recodos, rastrillos, lugares pensados para la defensa que hacen evidente la dificultad de tomarlo por la fuerza. Pero incluso si se consigue superar el primer foso y tomar el recinto exterior, el atacante se encuentra ante un segundo foso y una fortaleza aún más inexpugnable que forma un recinto interior. (Se aprecia la estructura en la foto por satélite en Google Earth: 34º45’25’’N / 36º17’40’’E)











Las proporciones de todo el edificio son descomunales. Hay cuadras abovedadas, en las que aún se pueden ver las hendiduras en la piedra, desgastada por las cuerdas de atar a los caballos, donde se podían cobijar 4000 caballos. Y los almacenes podían guardar provisiones para una guarnición de más de 2000 hombres durante varios años. Teniendo aljibes y pozos para proveerse de agua, la resistencia podía ser indefinida. Me propongo releer el libro de Amin Maalouf “Las cruzadas vistas por los árabes” a ver qué cuenta de este castillo.







Una de las cuadras




La piedra desgastada por las cuerdas de atar los caballos



Una vista del valle que se domina desde el Krac

Deambulamos por ese laberinto de corredores, salas, rampas, torres, murallas, el foso interno, el lugar donde estaban los baños, lo que refrenda el origen árabe de la construcción. Me da la impresión de que aquellos cristianos no eran muy de lavarse, y si acabaron haciéndolo, es porque lo aprendieron de sus enemigos.



Esta estancia abovedada en forma de palmera con un pilar central recuerda algunas construcciones de Templarios en todo Occidente, especialmente en el Camino de Santiago. (Iglesia de Eunate, San Baudilio de Berlanga, Iglesia de la VeraCruz en Segovia) ¿Estarán influenciadas unas por otras? ¿Aprenderían los templarios ese tipo de estructura en estas tierras?


Un foso considerable separa la muralla exterior del castillo interno, duplicando la dificultad de la conquista para cualquier asaltante






Esta mole, que por si sola sería un castillo imponente, es la fortaleza interior, para llegar a la cual había que franquear la muralla externa y el foso intermedio


Y para aumentar la dificultad, las piedras estan imbricadas como ripias o tejas, de modo que la superior se solapa sobre la inferior, no dejando ningún escalón por donde trepar. Cuando no hubiera plantas en las rendijas, por ahí sólo podrían subir las lagartijas. Sin contar con los defensores de arriba, que estarían calentando el aceite. Una invitación para entrar


Los que no tenemos vértigo ascendemos a la muralla exterior y la vamos recorriendo por todo el flanco occidental del castillo, de sur a norte, hasta la torre llamada “de la hija del rey”. Las damas se ven auxiliadas por varios espontáneos (que esperan propina, evidentemente)




Las vistas de los valles circundantes y en la lejanía las montañas del Antilíbano son una maravilla. Todo el conjunto desprende ese encanto de los edificios medievales, que sugieren películas de caballeros, torneos, batallas, y nos sentimos transportados a otras épocas.



La torre noroccidental llamada de "La hija del Rey"






De la muralla exterior descendemos al foso interior y entramos en la fortaleza interna, donde estaban las salas principales, los almacenes para las provisiones, las cocinas (quedan restos de un horno inmenso) y las zonas nobles, que por desgracia, no podemos apreciar en todo su esplendor, porque están rodando una película sobre Cleopatra. ¿Qué demonios pueden tener que ver los egipcios ni Cleopatra con un sitio como éste, ni una construcción así? Para ello han tenido que montar decorados y tabiques de madera que desvirtúan bastante algunas de las salas.




Afortunadamente la mayor parte del castillo está libre de decorados.




En el suelo quedan los huecos donde se asentaban las grandes tinajas para almacenar las provisiones: los granos, el aceite, todo lo necesario para resistir asedios durante meses e incluso años.



Restos de una de las grandes cocinas con hornos gigantescos





Salas abovedadas para alojamiento de los caballeros



El minbar de la Mezquita


La antigua iglesia, convertida en mezquita por el sultán Baibars, se conserva a salvo de los peliculeros, y allí, un muchacho de los que deambulan intentando vender cosas a los turistas, nos hace una demostración de la llamada del muecín a la oración: se pone de frente al mihrab, la hornacina en el centro de la pared principal, que recoge su voz y la difunde por todo el recinto, y lanza su canto: “Allahu akbar!. La Illah Illallah, Mohammed rasul Allah!” (Que viene a ser: “Alá es grande. No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”) Aldo hubiera estado encantado, porque me da la impresión de que todo son melismas (si es que me he enterado de lo que son los melismas) el caso es que canta divinamente y nos deja a todos en suspenso escuchando.




La Torre de la Hija del Rey por el lado interior que da sobre el patio de armas.







Y ya nos vamos yendo por esas rampas enormes que dan acceso desde la puerta principal













Como el Krac está en un cerro bastante empinado, la bajada por la carreterilla de curvas y contracurvas, tiene lo suyo. Hasta que en un recodo, como era de temer, zas, cuando estamos rebasando por la izquierda a un rebaño de vacas que transita plácido por nuestro carril, un coche que sube y nos lo encontramos de frente. Momento crítico. Pero sobrevivimos para contarlo, (incluso las vacas) sin que llegue la sangre al río. O al wad, como dicen aquí. De manera que si la subida ha sido emocionante, la bajada pone los pelos de punta.




Lo de la circulación merece una especial mención. Se las van haciendo unos a otros como puños, pero lo mejor es que nadie se sulfura, ni se enfada con el otro, ni se miran mal, ni se insultan. Se arrojan a toda velocidad en mitad de una rotonda atiborrada de coches enloquecidos, haciendo dar unos frenazos y unos virajes espeluznantes unos a otros, y nadie se mira mal, ni se ofende. Van tocando la bocina todo el rato, como si hubiera ganado su equipo de fútbol, y como ya han avisado de que están allí cuentan con que el otro se quitará o evitará la colisión.
Y siempre hay un motorista (sin casco) que cruza como una exhalación por delante, o un ciclista que circula en dirección contraria por el arcén de la izquierda, en una autovía de tres carriles. ¿Cómo ha llegado hasta allí, y sobre todo, cómo va a salir de allí?



Hay peatones que cruzan las autovías por donde vamos circulando a 120 km/h. Y no se agitan ni se apresuran. Uno y otro, peatón y conductor, calculan perfectamente las velocidades respectivas y ni el peatón se molesta en dar una carrerita, ni el autocar amaina un punto su velocidad. Es como un pulso, ni yo freno, ni tú corres.









Y aquí no ha pasado nada.
En las dos horas que dura el trayecto desde el Krac de los Caballeros a Maalula vemos toda clase de cosas que hubieran movilizado en España a toda la Guardia Civil de Tráfico. Aquí no vemos policía en la carretera, ni falta que hace. Un camión adelantando a otro, y como el coche que viene detrás no cabe, los adelanta a los dos por el arcén de la izquierda.


Las furgonetas, los camiones y las cisternas de agua van decoradas con toda clase de colorines, haciendo dibujos geométricos que alegran mucho las carreteras. Así que, en general, un viaje por carretera, ahora que lo hemos disfrutado en delantera preferente, es otra de las cosas que hacen inolvidable este país. Ya no vamos a necesitar ir a un parque de atracciones en varios años. Hemos vivido suficientes emociones.






Esta noche nos han reservado sitio en un restaurante (otra vez zona cristiana) con espectáculo incluido. El espectáculo es prototípico para turistas: una danza del vientre algo diferente de lo que hemos visto en otros sitios, porque la bailarina no va vestida a lo árabe, con tules, gasas y el vientre al aire, sino con una túnica de rayas que debe ser más bien armenia o judía, y la acompaña un gordo bigotudo que evoluciona como un oso a su alrededor.




Luego sale un derviche (demasiado bien alimentado para la idea que uno tiene de lo que son los derviches) de los que dan vueltas sobre si mismos hasta que la faldamenta blanca se eleva en torno suyo como una luna horizontal. Gira de ese modo enloquecido que ellos saben hacer, y lo más meritorio es que al parar en seco, es capaz de salir andando en línea recta sin llevarse ninguna mesa por delante. Sorprendente.


Y por último, hay un intérprete de un instrumento parecido al laúd o la mandolina, al que él llama algo así como buzuk o bazuk (luego lo he encontrado en internet, y efectivamente es un laúd de mástil muy largo) Este si que toca bien, bastante mejor que el violinista del otro día. Es un auténtico virtuoso que lo mismo puntea a velocidad de vértigo alguna pieza clásica de Paganini, que nos dedica a los turistas italianos o españoles que llenamos el comedor el “O sole mío” o el “Porrompompero”. Consigue que acabemos cantando todos a coro, pero lo mejor es cuando ataca la música del país, que acompaña con su propio canto.




De vuelta al autocar, por la Vía Recta que atraviesa el Barrio Cristiano de Damasco de Este a Oeste, pasamos ante varias iglesias de distintos ritos cristianos que están en plena celebración de los Oficios de Jueves Santo, iluminadas, con mucha gente entrando y saliendo. Vemos popes griegos con esos característicos bonetes anchos por arriba, y grandes barbas, y la animación en la calle es total aunque son más de las 11 de la noche. Es la zona de la ciudad donde se ven más mujeres con la cabeza descubierta, prácticamente todas, y haciendo gala de esta prerrogativa, llevan unas melenas perfectamente cuidadas, y además, como es día grande de fiesta cristiana, van arregladísimas, maquilladas hasta la exageración. Aunque algunas se pasan de maquillaje, hay auténticas bellezas.
Lo cierto es que los tipos sirios son, en ocasiones, de llamar la atención. Evidentemente no se puede hablar de un solo tipo de sirios, este es un país por donde ha pasado prácticamente todo el mundo desde hace 10000 años, o más. Pero hay un estilo de facciones marcadas, muy mediterráneo, en los hombres es muy peculiar la forma de la cabeza, con la nuca muy recta desde el cogote hacia arriba, sin que la nuca sobresalga hacia atrás. Y lo que es llamativo y sorprendente es la cantidad de ojos claros que se ven. En unos tipos tan morenos, que tienen tanto componente racial árabe y mediterráneo choca la gran cantidad de personas con unos ojos grises, verdes, azules, grandes, de pestañas negras y densas, que llaman la atención por la calle. O de vez en cuando tipos muy rubios, como el niño vendedor de lirios que fotografié en Qalat Simán. Cuando son guapos, son guapísimos.

Otra vez nos vamos a la cama con la alegría de permanecer dos noches seguidas en el mismo hotel, así que mañana no habrá que cerrar maletas; aunque la pena es considerar que cuando las cerremos, será para emprender la vuelta a casa. Pero no hay que pensar en eso todavía, a cada día su afán, y nos quedan dos días casi completos para terminar de descubrir Damasco.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Como amante de Siria, os comento que he visto que el próximo día 27 de Mayo el arqueologo Jose angel Gutierrez da una charla-proyección sobre Siria, en viajes Trekking y Aventura en Madrid, http://www.trekkingyaventura.com/proyecciones.htm, ya he estado en alguna suya y me parece que sabe mucho