Me dice mi niña desde el sofá: "Ha entrado un trepicóntero" (nombre genérico que aplica a cualquier bicho cuando no sabe cómo se llama). Yo sin inmutarme, contesto desde el ordenador: "¿metamorfosis sencilla o complicada? ¿boca chupadora o masticadora?", cuando en esas me vuelvo y veo venir volando hacia mi nariz, a cinco centímetros de distancia y una velocidad de crucero impresionante, una polilla nocturna, por lo que doy un alarido, pierdo la compostura y casi me caigo de la silla.
Como se da media vuelta y se va, se demuestra que las polillas no son sordas. O por lo menos esta no "era" sorda hasta ese momento
7 comentarios:
Tu niña, que me cae de cine, podría haberle llamado anaconda voladora. Seguro que, sin mediar palabra, habrías salido follasquiná (con perdón) a esconderte en el cuarto de baño, con lo que habrías evitado dar un alarido, caerte de la silla y perder la compostura, que a tu edad...
...cualquier día me rompo la cadera...
... déjalo pa otro momento...
Lo de romperse la cadera no es para tomarlo a broma y en esto, las mujeres nos llevamos el 99 por ciento de las posibilidades aunque a Cigarra aún le faltan unos cuantos años para entrar en ese sorteo.
De todos modos, la escena -muy bien descrita- resulta muy cómica y de eso se trata: si no tiene una pizca de exageración, pierde la gracia.
Te aseguro que es como con las palomas, no "tensagero" ni tanto así.
Ay mami, casi me descuajaringo de la risa. Ayer me describió la escena tu otra hiji y he tenido que entrar a leer tu versión de la escena. Qué bien estar ya en casa y no perderme estos ratillos tan entrañables que adornan la vida en familia...
Cada vez que leo la anécdota me escorromoño de la risa porque fue exactamente asín.
En ocasiones mi madre exagera (y yo también un poco...) pero es que la acción se desarrolló paso por paso tal y como la cuenta.
¡¡Ay, qué risa!!
Uge, me ha encantado lo de "follasquiná". Me la apunto en mi repertorio con tu permiso
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