Os copio una carta de
Blanca Calvo, Bibliotecaria de reconocido prestigio, en lucha contra el
préstamo de pago en bibliotecas públicas.
"Mientras los
bibliotecarios estamos distraídos, sufriendo las heridas de la crisis,
las entidades de gestión
de derechos de propiedad intelectual, que buscan únicamente su propio
beneficio a costa de lo público, no descansan.
El Ministerio de Cultura ha hecho un nuevo borrador de
decreto para “regular la remuneración a los autores" por los préstamos de
obras.
El nuevo borrador empeora la situación que teníamos
hasta ahora, por dos razones fundamentalmente:
Primera: Porque admite que sean las administraciónes
central o autonómica las que paguen a las entidades de
gestión el canon de todas las bibliotecas (no sólo de aquellas de las que sean
titulares) y que luego, en las transferencias periódicas que el Estado o las CCAA hacen a los ayuntamientos, se detraiga ese dinero. Eso significa que la administración central y la autonómica
(el sector público)hacen de recaudador y de único cajero pagador para
las entidades de gestión de derechos. Así, las entidades, que son
asociaciones privadas, no tendrán que molestarse en recaudar ayuntamiento por ayuntamiento: recibirán de una vez todo el dinero sin moverse de su domicilio. Y
eso significa también que los ayuntamientos pagarán a las entidades de gestión
de derechos sí o sí . No queda margen para la objeción de
conciencia.
Segunda: Porque añade un nuevo parámetro para calcular
lo que cada biblioteca tiene que pagar a las entidades de gestión. Hasta ahora
estaba estipulado que las bibliotecas pagaran 0,20 € al año por cada libro que
compraran para el servicio de préstamo. El borrador rebaja esos céntimos a 0,16 por
cada libro que se compra, pero mete un nuevo concepto para calcular el canon: los
usuarios que usan el
préstamo. Así, si el decreto sigue adelante, habrá que
pagar 0,05 céntimos por cada usuario que haga uso del préstamo cada vez: si yo saco
100 libros al año cuento como 100. Lo cual significa que, cuantos más préstamos
haga una biblioteca, cuanto mejor trabaje, más tiene que pagar a las
entidades de gestión.
¡Qué listos son los señores de la propiedad intelectual!
Ahora que las bibliotecas no pueden comprar libros, porque las administraciones
dicen que “no hay dinero”, quieren cobrar por los préstamos de los que compraron
cuando sí lo había. Vaya paradoja: las administraciones no pueden dedicar fondos
a renovar las colecciones públicas pero sí a llenar las arcas de las sociedades de
gestión privadas. Y, además, es el sector público el que hace todo el
trabajo: la recaudación y la promoción de los préstamos."
8 comentarios:
Me pregunto si en esa regulación se contemplará la posibilidad de que el autor decline que las bibliotecas paguen por el préstamo de sus obras. En fin, noticias así me animan a perseverar en la piratería.
Esta regulación no contempla ni siquiera la manera de excluir de ese peaje innoble a las obras que, evidentemente ya no deben generar derechos, como son las de cualquier autor muerto hace más de 70 años. En otro aspecto más de nuestra vida los políticos legislan hacia la destrucción de lo público en beneficio de lo privado. Perfectos proxenetas.
La Piratería, como ellos lo llaman indebidamente, ya que la copia privada sin afán de lucro NO es piratería, se convierte en una obligación moral. Cada día más asqueada de este pais.
Se confunden (interesadamente) las cosas: la cultura no tiene por qué ser gratis, pero la educación debe ser pública.
Una vez más los políticos (y no sólo los españoles, no olvidemos que hay una Directiva Europea detrás de este "impuesto" y más atrás aún la pesada sombra de Estados Unidos, que están en un sinvivir para que se alarguen los derechos hasta los 100 años posteriores a la muerte del autor, como rige allí) se desentienden del bien común en beneficio de un conglomerado muy fuerte de entidades privadas, para las que ejercen de recaudadores dando la vuelta escandalosamente a lo que deberían ser los impuestos. En lugar de recaudar a los individuos y entidades privadas en beneficio de toda la comunidad (lo que es un impuesto, vamos) recaudan a toda la sociedad en beneficio de unas entidades privadas, tan carentes de transparencia, que en Holanda se ha suspendido cautelarmente esta recaudación hasta que las Entidades Gestoras no muestren más transparencia en sus cuentas. Pero pedirle aquí transparencia a la SGAE o a Cedro ¡ja!¡Menuda utopía!
Insisto en que hay algo previo al choriceo de la SGAE, y es lo que planteo. Yo NO estoy a favor de la cultura gratuita, porque estoy a favor de que los creadores y artistas cobren por su trabajo, pero ¿a quién se paga?, precisamente, no es a esos trabajadores del arte, sino a intermediarios; y luego está quién paga, ¿el usuario? ¿todos los ciudadanos a través del estado?
Insisto, pues, a favor del pago por cultura, a favor de la enseñanza pública y aparentemente (puesto que la pagamos todos) gratuita. Y eso no es contradictorio, sino coherente
Las entidades gestoras son necesarias. Si hubieran exitido en el S. XVII probablemente Mozart no hubiera muerto en la miseria. Pero el giro que se les ha permitido dar en los últimos años, con la anuencia de gobiernos cómplices, que legislan cánones insensatos es demencial.
Te remito a los post de este mismo blog que llevan la etiqueta "SGAE" o "Derecho de Autor" o a artículos como este
http://www.publico.es/dinero/8605/sgae-la-punta-del-iceberg-de-un-entramado-societario
Como muestra del lucro totalmente desmesurado y carente de transparencia de la SGAE te cuento mi experiencia: un hermano de mi abuela escribió la música de una zarzuela, poco conocida y menos representada, "Los Cadetes de la Reina". Pero así y todo, algo debe recaudar, porque mi madre y mis tíos, como herederos de aquel señor, de vez en cuando recibían una carta de la SGAE diciendoles que pasaran a cobrar lo que les correspondía, siempre cantidades bastante simbólicas. La última superviviente de aquellos herederos era una tía que no estaba en condiciones de ir a cobrar. Así que me firmó una autorización para que cobrase en su nombre aquello a lo que tenía derecho. La suma, que correspondía a lo recaudado en dos o tres años, era poca cosa, algo más de 100 euros. Pero a ella le venían bien y allá fui, y además me inspiraba curiosidad, francamente, ese edificio tan precioso usurpado por esos bucaneros.
La verdad es que el señor que me atendió no pudo ser más amable: me dio toda clase de explicaciones y facilidades, me contó que para que los herederos de la generación siguiente, esto es, la mía, pudiesemos percibir algo, lo primero que teníamos que hacer es darnos de alta como socios de la SGAE (creo recordar que había que pagar algo así como 15 o 25 euros al año. O sea, lo comido, por lo servido) y después, mucho más laborioso, demostrar que el resto de los herederos han muerto, y demostrar que no han dejado otros herederos tras ellos que puedan reclamar derechos. O sea, la de San Quintín juntando partidas de defunción, testamentos, declaraciones de herederos, etc. Conclusión, que los Derechos que devenga la zarzuela de mi tío abuelo se quedan sin percibir ¡EN UN 97%!. Porque lo más grande es que ese señor me dijo que los 125 euros que percibía mi tía era sólo el 3% de lo devengado por ese autor. Es decir que haciendo un cálculo rápido, ahí hay unos 4000 euros devengados por ese autor, de los cuales mi tía cobró 125, Y EL RESTO SE HA QUEDADO ENTRE LAS UÑAS DE LA SGAE. Ahora que mi tía ha muerto, todo lo que genere esa obra, se lo queda la SGAE.
Y yo me pregunto ¿con cuántos miles de obras más estará sucediendo lo mismo, cuántos cientos de herederos habrán dejado caer sus derechos, cuánta pasta gansa están rapiñando esos piratas (esos SI son piratas) sin hacer más que poner el cazo?
Gracias a ese tipo de legislación el heredero de James Joyce ha protagonizado una de las situaciones más grotescas que se pueden imaginar: durante todo el tiempo que le ha permitido la ley (hasta enero de 2012) no ha sido posible celebrar el Boomsday como se había hecho siempre por parte de los admiradores del Ulises, leyendo los párrafos pertinentes en los lugares adecuados de Dublín: el nieto de J. Joyce pretendía cobrar por cada palabra pronunciada en voz alta. Ha hecho falta que expirase el plazo de los derechos para que ese fantoche, que no tiene otro mérito en su vida, ni ha currado en nada que no sea poner el cazo, dejase de interferir interesadamente en actos culturales de todo género
http://arquitectopana.com/2012/06/16/feliz-primer-bloomsday-del-resto-de-tu-vida/
¿Y qué decir del viudo de la viuda de Hergé? (ya ven qué relación más estrecha con el artista) Este fulano, Nick Rodwell, se ha hecho tristemente famoso por perseguir hasta arruinar a cualquiera que citase, aunque sólo fuera de pasada y con afán didáctico, cualquier obra de Hergé. Otro que ha encontrado el chollo de explotar los beneficios que le otorga una legislación obtusa y boicoteadora de la difusión de la cultura
http://www.elmundo.es/especiales/2009/01/cultura/tintin/hijos.html
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