Hoy, Jueves Santo, para celebrar que se presentan en el horizonte cuatro días de asueto, en los que no hay nada mejor que hacer, y en los que al menos, hoy y mañana está todo cerrado, la cocina de mi casa ha amanecido inundada por un charco inmenso producido por el goteo del calentador del agua.
¿Cómo saben las máquinas cuando hacen más daño si se estropean?
¿Qué les parece mejor, me corto las venas o me las dejo largas?
5 comentarios:
Déjatelas crecer.
Es la ley de Murphy, que no falla jamás; en gallego se llama el "basta que tal...".
Además es de las mejores peores cosas que pueden pasar.
Ya, consuelo de tontos, pero te aseguro que es cierto... No te cuento lo mío ;-)
na! no merece la pena cortarlas...
Acabo de volver de unas mini-vacaciones y... prefiero ver que te las dejas largas
:)
Besos!
Si quieres, te ofrezco ducha caliente, cena amistosa y alojamiento confortable pero, en su defecto, también un cursillo de relajación.
Sabemos de tu fortaleza y de que ya has enfrentado dificultades mayores. Esto nos reconforta y nos hace tener la esperanza de que seguirás como siempre alegrándonos la vida con tus imágenes e ideas y proyectos.
Vuelvo a insertar tu dirección en mi blog. Lo haré en el de la tortuga porque es más cómodo el formato y lo tengo más a la vista. Quiero estar atenta a lo que vayas publicando.
Un abrazo con todo mi afecto.
Gracias por vuestras visitas y vuestros ánimos, Fauve, Almena. Al final tenemos agua caliente, pero mi santo y yo hemos estado a punto de suicidarnos mutuamente varias veces en el día de hoy. El calentador nuevo, merece post aparte.
Franziska, qué alegria verte de nuevo por aquí, si que hemos estado desconectadas y te echaba de menos. Ya he puesto mi enlace con tu Tortuga de dos cabezas para no perderte de vista. Muchos besos.
Publicar un comentario