Para despedir el mes de marzo unas breves reseñas de algunas lecturas y músicas disfrutadas en estos últimos días.
En primer lugar, una novela magnífica que me regalaron hace dos semanas.
Si habéis leído "Expiación", la novela en la que se ha basado la película del mismo título, ya tendréis una idea que cómo es el estilo narrativo de este autor, Ian McEwan. Esta otra de que os hablo, "Chesil Beach", es una historia breve, no llega a las 200 páginas, y mas que leerla me la "esnifé", porque se lee de un tirón. No cuenta más que la noche de boda de una pareja inglesa a comienzos de los años 60. Y sin que pase nada, o casi nada, nos lo cuenta todo sobre una época, un país, unas clases sociales, unos modos de vida... Magistral. Una de esas obras como perlas, redondas, pequeñas y muy valiosas.
(Y no como dice mi cuñado Joaquín: "La marquesa tenía los dientes como perlas: escasos")
Casi al mismo tiempo, porque éste en cambio no se lee de un tirón, he leído otro libro que no tiene nada que ver, pero que también me ha gustado mucho, en otro estilo: "La cadera de Eva". Cuyo título juega con la idea bíblica de la humanidad brotando de la costilla de Adán, y le contrapone la idea, con bastante más fundamento científico, de que la humanidad más bien es como es, gracias a la cadera de Eva.
Y cuenta cómo, al pasar a andar en dos patas, los homínidos que nos precedieron en la escala evolutiva, conviertieron el acto de nacer en algo bastante más complicado de lo que venía siendo para los demás primates. Lo que convirtió el parto en un acto social. Y cómo, el ser humano al evolucionar y llegar al género "homo" nace tan débil y con un cerebro tan "sin terminar", que la hembra humana necesita mucha ayuda durante varios años tras cada nacimiento para poder sacar adelante la prole. Y cómo, sin las transformaciones adaptativas de la cadera femenina, el desarrollo del cerebro humano no hubiera sido posible.
Y ahí hace su entrada estelar una figura única entre los mamíferos: la abuela. Está claro que todos los mamíferos tienen nietos (suele pasar cuando tus hijos tienen hijos) Pero sólo los homínidos, o más bien, las hembras de los homínidos, eran conscientes de que aquellas nuevas crías eran hijos de sus hijas. Y la existencia de un período bastante largo de vida tras la edad fértil, la posmenopausia, en estas hembras, (que es algo que sólo ocurre en los homínidos y en nosotros, sus descendientes) es lo que posibilitó que los grupos humanos se impusieran sobre otros grupos de mamíferos. Estas hembras maduras, ya no fértiles pero activas socialmente, son las que posibilitan que las hembras fértiles puedan tener otros hijos mientras los nacidos en años anteriores aún son muy pequeños, con cierta esperanza de supervivencia para todos. Son las que transmiten conocimientos y cohesionan el grupo.
En esta dirección encontraréis una referencia bastante más completa
http://mono_obeso.typepad.com/el_mono_obeso/2005/08/la_cadera_de_ev.html
Así que ¡Vivan las abuelas!
Y por último, un concierto al que tuve ocasión de asistir sin saber muy bien lo que iba a encontrar, y donde tuve la agradabilisima sorpresa de encontrar un grupo de músicos extraordinarios, reunidos en torno a la figura de Fernando Egozcue, guitarrista argentino, que hacen unas versiones de tangos arrebatadoras. En su página podéis escuchar una muestra de este nuevo tango, con mucha influencia de Piazolla y una categoría casi sinfónica
http://www.fernandoegozcue.com/0_0/INI/default.cfm
Salvo una adaptación magistral para guitarra sola de "La última curda" y otra interpretación, con el sexteto completo, del inmortal "Volver", todas las piezas interpretadas eran desconocidas para mi. Obras sobre todo de Astor Piazolla o del propio Fernando Egozcue. Y con lo difícil que es encandilar a un público con obras todas nuevas y desconocidas (eso lo saben bien los músicos) se metieron al auditorio en el bolsillo. Supieron transmitir el ritmo, la melancolía del tango, la fuerza del piano de Horacio Icasto, el bandoneonista Ariel Hernández, que llena de nobleza un instrumento canalla como es el bandoneón, y al final de algunas piezas el público rompía a aplaudir ¡riéndose! del puro júbilo del ritmo y la fuerza de la música. Disfruté como una loca (cada uno como lo que es).
Y no perdamos de vista su colaboración con el violinista Ara Malikian en un nuevo disco: "Lejos"
Que lo disfrutéis
8 comentarios:
Me apunto los dos libros que comentas. Del primero algo había leído, del segundo nada. Se promete interesante.
Está poco tratado el tema de las abuelas. El papel de la madre en la sociedad sí se ha estudiado, aunque no siempre haya sido con acierto y objetividad. Pero el de las abuelas sí que se ha olvidado, con lo transcendental que resulta. Supongo que no sólo para nosotros, los occidentales, que tiramos de la abuela para que la mujer que trabaja se anime a tener hijos.
Un saludo
Completamente de acuerdo con la importancia de las abuelas en la sociedad. No sólo por su trabajo físico sino por su función educativa para los niños. Se dice que los malcrían y me resulta profundamente injusto porque no se reconoce su papel como transmisoras de conocimiento y valores humanos como el respeto hacia los mayores. Sin embargo, se les critica por algo que no les corresponde a ellas, la educación.
Digo yo que de dónde sacas el tiempo para hacer tantas cosas.
Tomaré nota de los dos libros Del concierto que he escuchado a través del enlace,sólo puedo decir que me ha encantado.
Besos
Estupendas tus reseñas!!
No he leído ninguno de los libros que comentas. Me los apunto...
:)
Yo he leído uno en estos días que también me ha parecido una joyita
"La nieta del señor Linh" de Philippe Claudel. Un poco triste en momentos pero... redondo.
Un beso!
Comparto por completo tu entusiasmo por Chesil Beach. Es admirable cómo hace el retrato entero de una sociedad al tiempo que reproduce, con una fidelidad que escalofría, la mecánica perversa e inexorable del desencuentro y la hostilidad progresivos entre dos personas en principio llenas de buena voluntad mutua.
Y me ha fascinado la insospechada relación -evidente, una vez que te la explican- entre bipedismo, abuelas y la evolución del homo sapiens. Lo que pasa es que tu resumen es tan completo que ya casi no hace falta leer el libro.
También consigues que apetezcan mucho esas versiones de tango. Lo que cuentas me ha recordado a un concierto al que asistí hace poco, absolutamente deslumbrante, de versiones de tango para un conjunto de cuatro chelos. Hacía mucho que no disfrutaba tanto con ninguna música. Prometo reunir detalles y hacerlos públicos, porque, como estos tuyos, merecen difusión.
O sea, que un post inmejorable. Queremos más.
Hola Cecilia. Y no solo las abuelas, que las mujeres "de una cierta edad" aunque no tengan nietos, hacen mucho en esta sociedad como para que no se las tenga en cuenta ¿verdad?
De acuerdo contigo Isabel. Aparte de que una cosa es dar caprichos y otra es maleducar. ¿qué opina tu Parker de eso?
Arsvocis, que no saco tiempo, que es que dejo sin hacer miles de cosas, pero las que me gustan ¡ah! esas las llevo al día. Tendrías que ver cómo está mi cocina, o la torre de plancha que me espera. ¡Que espere!
Almena, ya no me acordaba de ese libro. Es cierto, una joyita deliciosa. Muy tierno.
Vanbrugh, qué te voy a decir de "Chesil Beach", me lo regaló un conocedor de literatura estupendo. Del otro, del de Eva, no te conformes con lo que yo te cuento, que me he dejado la mitad, no seas perezoso.
Y del tango, estoy segura de que pasará a la historia de la Musica universal con muchísimo más derecho y mejor lugar que algunos de los injustamente llamados "clásicos" del siglo XX. Pestazos como Tomás Marco o Luis de Pablo, su ausencia me perdone.
Está bien eso de contar con las abuelas, y ahora que tenemos una tercera juventud ¡estupendo! Solo falta que los hijos se pongan a tener hijos, je je, por que anda que algunos...
Gracias por las recomendaciones y sobre el tango que puedo decirte...muy buena interpretación y para mi Piazzolla está tan cerquita de Gardel en el podio...es un músico fantástico y también lo son sus herederos como Egozcue...La última curda es uno de mis tangos preferidos, interpretado por Roberto Goyeneche y la orquesta de Anibal Troilo. Un saludo
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