No, no se asusten, lectores míos, no es que me esté efervesciendo la paternidad como a D. Duarte, ni que me vaya a poner de parto, como Mr. Odd Librarian, es que tengo una niña de vuelta al redil hogareño, y según sus propias palabras estoy pesadísima, porque cada vez que me la cruzo por el pasillo le doy tres o cuatro besos. No se hace cargo la criatura, de que yo estaba inoperante como madre desde octubre, y los tres días de Navidad no dieron para nada.
Bueno, ya esta tarde hemos estado de ópticas (porque ha perdido las gafas en Londres, las nuevas ¡con lo que me costaron, y lo monas que eran!) y ya estoy poniendo lavadoras a tutiplén, así que, como dice mi amiga Palmira, que de esto sabe mucho: "Te pasas seis meses echándolos de menos, y a los cuatro días ya los echas de más". Yo todavía no la echo de más, ángel mío, pero ya he perdido la cuenta de los cuartos que me ha sacado desde que llegó el jueves. ¡Con eso de que trae todo el dinero en libras, y no ha tenido tiempo de cambiarlas!
De todas maneras estoy contentísima y me encanta verla dormidita en su cama (por la mañana, que por la noche-madrugada es ella la que me ve dormidita en mi cama a mi, cuando vuelve de sus compromisos sociales, pero de eso no me entero), y me siento la mar de feliz de tener por lo menos a una. Y ahora me da mucha penita de la otra, que se ha quedado allí (dice que no se viene ni aunque pida la extradición, mas o menos) pero ya ha encontrado una compañera de piso maravillosa para sustituir a la hermana, y todos somos felices.
Así que se lo cuento, para que ustedes también lo sean.
2 comentarios:
Estos días oigo mucho eso de que a los niños te los comerías a besos y pasados los años te arrepientes de no hebértelos comido. Mosqueante...
Lo del dinero me recordó a un amigo huraño, tacaño y miserable que tenía cuando el instituto. Salía siempre por la noche con un billete de diez mil pesetas, y nos decía que lo invitásemos por no cambiar el billete. Otras veces, en el bar no tenían cambio y nos pedía que lo invitásemos. Imagino que ahora andará con uno de 500 euros.
Que no, hombre, que es por hacer el chiste. Que lo de los hijos no es para tanto.(quitando las cacas de la infancia, los gastos del colegio, las broncas de la adolescencia, y el sobresalto de los sucesivos novios/as) Pero da gusto verlos y pensar que son tus hijos y los quieres y te quieren, y eso es lo que importa.
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