jueves, 7 de diciembre de 2006

Todos los caminos llevan a Itaca

Dos amigos desde círculos diferentes me llevan a Itaca, o más bien, me recuerdan el placer de viajar hacia ella.

Jorge me envía el poema de Kavafis, que aunque ya se haya oído merece ser oído miles de veces:
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.

No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Poseidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado,
si una exquisita emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.

Los lestrigones y los cíclopes y el feroz Poseidón
no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.

Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo,
alegremente a puertos que tú antes ignorabas. (...)

Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.

No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ella, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significa Ítaca.

KONSTANTINOS KAVAFIS (1863-1933)

Y Nuria, que generosamente puso su casa de Calahonda a mi disposición, para que pasara unos días maravillosos, tiene este detalle, sujetando una puerta:

Yo añado de mi cosecha: viajar a Itaca, o a donde sea, merece la pena si se hace en compañía de tan buenos amigos, o si los encuentras esperando a tu regreso.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con amigas como tú poco importa que el proceloso océano tienda sus engañosas redes de cantos de sirenas y pérfidos vientos.
Que la justa Atenea nos acompañe en el largo viaje y que la Aurora de rosados dedos nos sorprenda tomando unas cañitas con Ulises y demás (Polifemo no, que es muy feo).

Cigarra dijo...

Hija, aunque te escondas detrás de un "anónimo", sólo tú puedes mezclar con tanta gracia a la justa Atenea, la Aurora de rosados dedos y las cañitas cañís. Qué arte para darle un toque castizo a Góngora y a Homero, resalá.