viernes, 31 de octubre de 2008
Gracias a todos
martes, 28 de octubre de 2008
Cerca de Alonso Martínez
Parece que al fin han venido las lluvias, y como no apetece mucho andar por las calles, os invito a uno de nuestros paseos virtuales: las cercanías de la plaza de Alonso Martínez.
Es éste uno de esos barrios en los que Madrid nos muestra una apariencia a la vez tradicional y moderna, burguesa y zarzuelera, galdosiana y de "diseño". Vamos a dar una vueltecita por sus miradores y fachadas, aprovechando uno de los últimos días de sol.
Una fachada con vocación mudéjar en la calle de Almagro
El Hotel Santo Mauro en la calle Zurbano fue en sus mejores tiempos Embajada de Filipinas. Era la época de Pitita Ridruejo como embajadora
Apenas los separan treinta metros.
Y el detalle del globo en el balcón. Están restaurándola para poner un hotel.
La flor que lo adorna es una orquídea. No es para menos.
Estos no se pierden nada. Se asoman a dos calles: Campoamor y Santa Teresa
¿Se acuerdan del Pub de Santa Bárbara, en Fernando VI? Ahora ya sólo brindan los pingüinos de la cornisa.
Y metidos en el reino animal ¿quién dijo que en Madrid no había llamadores de los de toda la vida?
No hay mas que darse una vuelta por la calle Fuencarral para encontrar aldabas de lo mas tradicional
Unos portales así, esconden ascensores como éste.
martes, 21 de octubre de 2008
Una iniciativa digna de imitación
http://vazquezfigueroa.blog.com/1940255/
Por si no se abre bien, copio aqui el texto de su post.
Mis novelas gratis por Alberto Vázquez-Figueroa
A partir de ahora mis novelas se editarán simultáneamente en edición “cara”, de las llamadas “de tapa dura”, en edición de bolsillo a mitad de precio, podrán descargarse gratuitamente en “Internet” y todos los periódicos o revistas que lo deseen están autorizados a publicarlas al estilo de las antiguas novelas por entregas con la diferencia que en este caso no tendrán obligación de pagarme nada en concepto de derechos de autor.
Me han preguntado si es que me he vuelto loco, me sobra el dinero o pretendo arruinarme y arruinar de paso a mi editor. No es el caso.
He meditado largamente sobre el tema y he llegado a la conclusión de que hoy en día hay público para todos los niveles adquisitivos del mismo modo que quien lo desea puede almorzar en un restaurante de lujo, en una simple hamburguesería e incluso acudir a un comedor social.
También puede hacerse un traje a medida, comprárselo en unos grandes almacenes o en un rastrillo dominguero.
Igual ocurre en la mayor parte de las facetas del consumo, excepto en lo que se refiere a los lectores que tienen que resignarse a pagar el precio que marca el editor que ha adquirido los derechos en exclusiva de un determinado libro o aguardar años hasta que se edite en bolsillo.
Y desde luego nunca lo obtendrá gratis.
Y se me antoja injusto porque la cultura es tan importante como comer o vestirse, y desde luego mucho más importante que adquirir un coche donde se ofrecen cien gamas de precios donde elegir.
Mi próxima novela trata sobre Irak y las oscuras maquinaciones de las grandes compañías americanas que inventaron la existencia de armas de destrucción masiva con el fin de iniciar una guerra que ha costado casi medio millón de muertos y nunca podrá ganarse, pero que produce miles de millones de beneficios a empresas directamente ligadas a los mas altos cargos de la administración republicana.
Y a mis lectores, cualquiera que sea su condición social o capacidad adquisitiva, ese tema les interesa conocerlo a fondo en estos momentos, no dentro de dos años, que sería cuando cualquier otra editorial considerase que ya había exprimido al máximo el limón de la “tapa dura” y tuviera a bien editarla en bolsillo para unos lectores “De Segunda Categoría”.
No deben existir lectores de segunda ni de tercera categoría, porque lo que importa es su relación directa con el autor independientemente de lo lujoso que sea el vehículo que proporcione dicha relación.
Al cumplir cincuenta años como escritor muchas personas me han asegurado que se acostumbraron a leer con mis novelas de aventuras, y aunque algunas me han sido infieles con el paso del tiempo, lo que importa es el hecho de que empezaron a leer y aficionaron de igual modo a quienes les rodeaban.
Folletines del estilo de “Los tres mosqueteros”, “Los Miserables” o “El Conde de Montecristo” consiguieron que, al poder acceder gratuitamente a tan magníficos textos, en el transcurso de una sola generación el número de lectores franceses se multiplicara por tres.
Los editores no tienen derecho a quejarse de que “se lee poco” mientras mantienen el control sobre el precio de lo que en ese momento interesa, ni las autoridades deberían promover absurdas campañas publicitarias que no conducen mas que a gastar dinero; lo que deben hacer es presionar a los editores a la hora de poner los libros al alcance de todos los bolsillos.
Personalmente prefiero que me lean dos estudiantes, obreros o secretarias en el autobús por siete euros, que un alto ejecutivo en su cómodo despacho por veinte, porque aunque gane menos, si el libro es bueno esos dos lectores se convertirán en cuatro y luego en ocho, y resulta evidente que existen muchos mas obreros, estudiantes y secretarias que altos ejecutivos.
Y si el libro es malo ni unos ni otros lo comprarán.
En cuanto al hecho de ofrecerlo gratuitamente en “Internet” tengo claro que quien lo descargue de la red nunca hubiera comprado mi novela, o sea que prefiero que me lea gratis a que no me lea.
Tal vez la próxima vez se decida a comprar un libro aunque no sea mío.
Algo es cierto: he vendido casi veinticinco millones de libros y todo el dinero que me han pagado me lo he gastado, pero una gran parte de los lectores que he conseguido, aún los conservo.
Y de todo el dinero que gané, la mitad se la llevó Hacienda.
Sin embargo Hacienda aun no ha logrado arrebatarme un solo lector.
En Inglaterra, país culto donde los haya, los escritores no pagan impuestos por el fruto de su trabajo, pero en España, pese a pertenecer también a la Unión Europea, cada año debo entregar la mitad de mis ingresos a Hacienda o me embargan.
Eso significa que un escritor ingles cuenta con el doble de medios económicos que yo para viajar o investigar a la hora de encarar un nuevo trabajo.
Eso no evita que las autoridades españolas se lamenten de que nos esté invadiendo la cultura anglosajona, y lo único que se les ocurre para remediarlo es adquirir los más emblemáticos y costosos edificios de cada capital con el fin de instalar un nuevo Instituto Cervantes en el que dar cobijo a “intelectuales” afines al partido que se encuentre en esos momentos en el poder.
Siento curiosidad por saber si las editoriales continuaran con su absurda política inmovilista o comprenderán que es hora de renovar unos hábitos que no han evolucionado un ápice en trescientos años mientras que a su alrededor el mundo se transforma a marchas forzadas.
En mi juventud una película se estrenaba en una única y enorme sala, estaba casi un año en cartel y tan solo entonces pasaba a los cines de barrio. Hoy se estrena en cuarenta multisalas, a los quince días se edita en “DVD”, al mes se compra en televisión, y se puede ver en las cadenas abiertas a los tres meses.
Si las grandes productoras cinematográficas, con sus complejos estudios de “marketing” han llegado al convencimiento de que esa es la fórmula que conviene en los tiempos que corren, las editoriales deberían tomar buena nota al respecto.
El mundo del libro tiene la enorme suerte de que no resulta rentable a los “piratas” del “Top-Manta” que tanto daño hace a las industrias del cine y la música, pero por eso mismo, y por la gran competencia de la televisión y todo tipo de deportes de masas, los que lo gestionan deberían plantearse un cambio radical e intentar conseguir lectores antes que beneficios.
Sin lectores no hay beneficios, y cuando haya muchos lectores ya llegarán los beneficios.
Resultará muy interesante comprobar si los Ministerios de Cultura y Hacienda seguirán opinando que es preferible que los empresarios -en este caso los editores- continúen manteniendo el privilegio de abaratar los precios únicamente cuando les convenga sin tener en cuenta los intereses de los lectores, al tiempo que no cesan de apretarle las clavijas al pobre trabajador- en este caso el autor.
Por lo visto un gobierno que se autodenomina socialista considera que es preferible proteger al que se beneficia económicamente de la cultura que al que la crea.
Existen varias editoriales multimillonarias, pero ni un solo autor español mínimamente “acomodado”
El viejo dicho, “En España escribir es llorar” ya no tiene sentido: debería decirse “En España escribir -y leer- es pagar”.
A.V-F
Vaya desde aquí mi agradecimiento y admiración. Ojalá muchos más autores pudieran permitirse actuar así y se decidieran a hacerlo. Quizá fuera el modo de que las cosas empezasen a cambiar en el mundo editorial.
viernes, 17 de octubre de 2008
Monasterio de Bonaval
Ciertamente es un nombre descriptivo, porque se encuentra en un valle precioso, lleno de verdor y con un especial atractivo en esta época otoñal, por el colorido que adquiere la vegetación, muy variada, donde se mezclan los chopos, las encinas, el espino albar, los abedules... entre los cuales hemos visto algunos corzos que bajan a beber al río a la caida de la tarde.
El Monasterio es una fundación del S. XII y fue creado por monjes cistercienses seguidores de San Bernardo de Claraval, en la oleada de influencia francesa que llegó a España junto con el afianzamiento de las peregrinaciones a Santiago. Esta orden cisterciense se asocia al florecimiento del estilo arquitectónico del mismo nombre, transición del románico al gótico.
A pesar del abandono en el que se encuentran las ruinas, se pueden apreciar todos los elementos característicos de ese gótico, sencillo en sus comienzos en cuanto a ornamentación, pero con todo el repertorio de elementos arquitectónicos perfectamente desarrollado.
Pero a pesar del deterioro se puede apreciar la altura que alcanzaron, la elegancia de líneas, la esbeltez de columnas y ventanas
Un muro semiderruido deja ver su secreto: una escalera de caracol que sube, embutida en él. Hay sillares que permanecen en su sitio, no se sabe por qué, y parece que bastaría un empujoncito, una lluvia fuerte, el temblor de un trueno, para hacerlos caer.
Contrasta el tono sombrío de las piedras, maltratadas por el tiempo, con el brillo del sol poniente en las hojas doradas. Es como si la naturaleza fuera consciente de que el tiempo juega a su favor, y, si no se le pone remedio, acabará triunfando sobre la obra del hombre.
Ahora han sufrido una reconstruccion parcial y torpe, que estropea más que arregla, pero que no impide imaginar su belleza original.
La puerta principal, o al menos, la que se conserva en pie, debería dar paso al templo, pero se abre sobre la maleza que invade el interior
Otra reconstrucción que ha mantenido en su lugar la roseta cuatrilobulada, pero que ha desvirtuado el vano completamente
La base de la torre que defendía la entrada principal, y que probablemente sirviera de campanario.
En algunos lugares la invasión de la vegetación oculta totalmente las ruinas, no se sabe muy bien si contribuyendo a su destrucción o ayudando a mantenerlas en pie. El resultado no puede ser más romántico.
Resulta inverosímil la capacidad de algunas plantas para arraigar en los lugares mas inesperados e inhóspitos. Pero acabarán echando abajo los pocos muros que aun quedan en pie.
Más allá del monasterio, se abre el valle, creado por un afluente del Jarama, cuyo curso se puede seguir por un cómodo sendero de tierra, (que forma parte de la Red Europea de senderos de Gran Recorrido, concretamente el GR-10 en su tramo entre Tamajón y Retiendas) Es un paseo delicioso a la caida de la tarde. Si vais a conocerlo me lo agradecereis.
Más información en
viernes, 10 de octubre de 2008
¿Somos más tontos gracias a Internet?
http://www.revistaarcadia.com/ediciones/35/internet.html
y comentada de un modo más resumido (para aquellos a los que el uso de internet está volviendo incapaces de leer textos largos) en esta página de El País
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Internet/cambia/forma/leer/pensar/elpepusoc/20081010elpepisoc_1/Tes
Vayan pensándolo durante el fin de semana y lo comentamos
martes, 7 de octubre de 2008
Vuelve la temporada de conciertos
Es un poco precipitado, pero os anuncio el próximo Concierto que tendrá lugar mañana, miércoles 8 de octubre, a las 20,00 horas en el Salón de Actos de Instituto Beatriz Galindo, Calle Goya 10, (entrando por Claudio Coello)
El coro que nos va a deleitar mañana es el conjunto de cámara Coro La Trova con un programa muy clásico y muy apetecible: obras de Tomás Luis de Victoria, Francisco Guerrero, el Cancionero de Upsala, Des Prés, Arcadelt, ete. En general, obras del Renacimiento.
Para que veais una muestra de lo bien que suenan:
Como en la Temporada anterior, todos los conciertos son gratuitos, pero si quereis asegurar vuestra invitación no teneis mas que mandar un correo a la dirección actividades@accento.es, o llamar al teléfono 639 658 680
Estaremos encantados de compartir con vosotros este buen rato musical. Hasta mañana
Nota: Tiene muchísima razón nuestro comentarista Ignacio. Doy por sentado que todos sabéis que os hablo (escribo) desde Madrid, y no he puesto ese dato. Los conciertos son en la calle Goya de Madrid, España (me recuerda aquel chiste del borracho que preguntaba dónde estaba...)
jueves, 2 de octubre de 2008
Fotos de familia
Algunas tienen asociada su pequeña anecdota y entre todas nos han servido para poner paisaje y cara a las historias familiares que recuerda mi suegra. Por ejemplo, de la primera que aparece, que es de una señora mas seria que un gendarme, con flequillo rizado, y algo estrábica, sabemos que llevaba detrás pegado un papelito plegado en cuatro, en donde aparecía escrito este mensaje: "Prometo y juro solemnemente ser todo el tiempo que dure mi feliz matrimonio, esposo tierno y cariñoso para mi Pilar, como lo he sido hasta la fecha. Para satisfacción de la interesada lo firmo en Madrid a 22 de enero de 1865, Enrique Esteban" (Esta pareja, Enrique y Pilar, eran los ¡bisabuelos! de mi suegra, que ahora tiene 93 años, y que conserva el papel como una reliquia) Es de imaginar la riña de enamorados y la posterior reconciliación que daría lugar a la firma de semejante documento.
¿No es maravilloso? ¡Aquellos eran otros tiempos! (El sobre original se conserva. Cuando pueda lo escaneo)