¿Saben que si dejan el coche parado cinco días en el mismo lugar, aunque hayan pagado su tarjeta de residente y esté bien estacionado les pueden multar? (Hablamos del Madrid de Gallardón, por supuesto). No se pueden ir de vacaciones dos semanas, ni romperse una pierna, ni tener que hacer un mes de reposo por motivos de salud, ni simplemente, seguir la consigna de utilizar el transporte público de lunes a viernes, porque se pueden encontrar una sanción como ésta que le ha caído a mi hermano. Una cada semana, claro. No me estoy inventando nada, ni asustando con futuribles:
Efectivamente; Hay una Ordenanza Municipal del año 2005 (al poco tiempo de llegar Gallardón a su cazadero particular: Madrid) que permite al Ayuntamiento quitarnos dinero también por ese concepto.
Está claro, hay que sacar dinero de donde sea y como sea. Cuando Gallardón llegó al Ayuntamiento de Madrid, éste era uno de los más saneados de España (a pesar de los desatinos de Alvarez del Manzano); en este momento tiene deudas astronómicas para los próximos 50 años. Hay que vender las plazas de aparcamiento que se construyen destrozando las calles del centro histórico, poniendo en peligro los cimientos de casas antiguas, llevándose por delante restos arqueológicos que deberían estar protegidos... Así que se multa a los coches que están bien aparcados en la calle, después de que se les ha hecho pagar una tarjeta de residente para nada.
Los famosos túneles de la M-30 (no la llamaré Calle 30 ni aunque me fuera la vida en ello; cuestión de principios) que iban a solucionar todos los problemas de circulación y convertir el Manzanares en un vergel, se siguen encharcando cuando llueve, atascandose cuando hay follón y han convertido las márgenes del río en la viva imagen de Mordor.
http://www.foromovilidadsostenible.org/m30/legislatura.htm
No es posible extender la vista en ninguna esquina de Madrid sin tropezar con cinco o seis modelos distintos de poste publicitario, desde la mastodóntica pantalla de anuncios rotatorios (desperdicio de energía a lo loco)
generalmente colocada de modo de destroce algún panorama urbano de interés artístico, hasta los quiosquillos circulares (burda evocación del Paris fin de siglo),
o los expositores planos que se pretenden justificar como contenedores de pilas usadas (¿las recoge alguien alguna vez?) y los paneles en los laterales de las marquesinas de las paradas de autobús; todos ellos ocupan el espacio de los ciudadanos, afean la ciudad, la envilecen convirtiéndola en un permanente escaparate comercial y en la mayoría de los casos, estorban la visibilidad en los cruces, con el consiguiente riesgo para peatones y automovilistas. Quitaron los relojes con termómetro a los que nos habíamos acostumbrado y que tenían alguna utilidad, para sustituirlos por esa proliferación de paneles inútiles y espantosos. Pero seguramente la concesión no era de ningún amigo con el que se pudiera hacer negocio.
Pero por si todo eso no fuera suficiente la proliferación enloquecida y omnipresente de obras mastodónticas ha empantanado toda la ciudad convirtiéndola en un espacio hostil e invivible. La tala y destrucción de árboles es constante y será más aún.
http://www.elpais.com/articulo/madrid/excavadoras/toman/ciudad/elpepiespmad/20090525elpmad_3/Teshttp://www.elpais.com/articulo/madrid/conductores/sufren/obras/Colon/elpepiespmad/20090512elpmad_3/Teshttp://www.elpais.com/articulo/madrid/Arboles/devorados/obras/elpepiespmad/20090321elpmad_8/TesPor último, les recomiendo la lectura del artículo que publicaba
Javier Marías ayer en el Pais Semanal sobre las posibilidades que tiene Madrid de ser elegida como sede de los juegos olimpicos en 2016. El interpreta así el lenguaje de nuestros dos ultimos alcaldes (y en esto estoy totalmente de acuerdo con Javier Marías):
Son ya veinte años (desde que empezó como alcalde Álvarez del Manzano) los que los madrileños llevamos recibiendo este mensaje de nuestros representantes: “Lárguense. Nos molestan ustedes, nos estorban en nuestras obras y escenificaciones. Esta ciudad no es para vivir en ella, como ustedes pretenden, sino para que nosotros hagamos negocio abriendo y cerrando las calles sin cesar, tirando árboles, ensanchando aceras que nunca han ido abarrotadas, construyendo aparcamientos y estaciones innecesarios, complaciendo a las constructoras y a las empresas de obras públicas, cargándonos las pocas zonas decentes que quedan, como el Paseo del Prado, levantando los suelos para poner sucio granito en su lugar, organizando chorradas que dificulten el tránsito, atronando los oídos con nuestras maquinarias, horadando túneles. ¿Qué hacen ustedes intentando pasear, descansar, trabajar, dormir, vivir? No es lugar para eso. Ustedes no cuentan. Váyanse de una puta vez”.
Y así, ¿cómo va a concederle nadie nada a un sitio sucio, caótico, perpetuamente destripado, ruidoso, incivilizado, invivible? Cualquier visitante se queda atónito y espantado. En la Plaza Mayor conviven el chabolismo y las meadas; la Puerta del Sol lleva cinco años (!) reventada, llena de mariachis y de mendigos salidos de la Corte de los Milagros (uno sin brazos, otro sin piernas y en ese plan, clama al cielo que el Ayuntamiento no se haga cargo de esa pobre gente); Serrano convertida en paisaje bélico por lo menos hasta 2011 (!), como Alcalá; dentro de nada correrán la misma suerte el Paseo del Prado y Colón y Callao, todo céntrico y todo a la vez, sin necesidad, sin sentido, sin mejora posible. Madrid es la ciudad del mundo en que se hacen más obras y menos lucen sus resultados. Parece regida por dementes desatados. (Javier Marías en El Pais Semanal de 31 mayo 2009)
¿De Madrid al Cielo? Seguramente, porque vivimos en el Purgatorio